
Jean-François Lyotard, uno de los filósofos franceses más importantes de la segunda mitad de este siglo falleció de leucemia en la noche del 20 al 21 de abril en París a los 73 años.
El que pasará a la historia como el gurú de la posmodernidad, nace en Versalles en 1924. Licenciado en Filosofía en 1950, se doctoró en Letras en 1971. Después de 10 años dedicados a la enseñanza secundaria inicia su carrera como docente universitario, ejerciendo, entre otras, en las universidades de París VIII, París y Nanterre. Profesor visitante en las universidades de Berkeley, San Diego, John Hopkins y Wisconsin, de EEUU. Investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), ha sido comisario de la exposición Les Inmatériaux (1985) en el Centro Georges Pompidou. Presidente del Colegio Internacional de Filosofía (1984-1986), fue además profesor emérito de las universidades de Irvine (California), París VIII y habitual en la de Emory (Atlanta).
En su adolescencia basculó entre convertirse en fraile dominico, dedicarse a la novela o a la historia. Orilló la vocación religiosa porque, como él mismo confesó, si bien la pobreza le daba igual, no así la castidad. Lyotard nos deja un texto póstumo: La confessión d´Agustin (aún no publicado) en el cual aborda su implicación espiritual, su vocación por la vida retirada y la meditación, que vivió en su juventud.
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